Pan y Circo: Juegos Nacionales al Servicio del Poder
Los recientes anuncios sobre los Juegos Nacionales Oriente 2024 en Venezuela resultan ser una cortina de humo que busca ocultar la profunda crisis que atraviesa el deporte en el país. La promesa de las autoridades (Ministerio del Deporte, IND y COV) de ofrecer “los mejores juegos de la historia” suena a burla ante la realidad de instalaciones deportivas deterioradas, atletas desatendidos y una gestión en el deporte marcada por la improvisación y la corrupción.
Esta estrategia de organizar grandes eventos deportivos, mientras se descuidan las bases y se profundiza la desigualdad, es una táctica tan antigua como la propia Roma. El concepto de “pan y circo”, acuñado por el poeta Juvenal, describe a la perfección esta práctica de distraer al pueblo con espectáculos mientras se perpetúa un sistema injusto. “Desde hace tiempo -exactamente desde que no tenemos a quién vender el voto –, este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos de circo”.
En Venezuela, los Juegos Nacionales Oriente 2024 se inscriben en esta larga tradición, sirviendo como una válvula de escape para canalizar el descontento social y legitimar un sistema opresivo. Antonio Gramsci, el pensador italiano, nos advirtió sobre los “aparatos ideológicos del Estado”, instituciones que buscan mantener el dominio de una clase social sobre otra. El deporte, en manos de quienes detentan el poder, se convierte en uno de estos aparatos, transmitiendo valores y normas que refuerzan el status quo. Según Gramsci, “son aparatos hegemónicos que aseguran la dominación de clase del bloque burgués en el poder, despolitizando a las masas de cualquier atmósfera beligerante, representando una domesticación de la conciencia crítica”.
Jean-Marie Brohm, destacado sociólogo y filósofo, nos ofrece una perspectiva crítica sobre el papel del deporte en las sociedades modernas. Según Brohm, “periódicamente, el sistema permite que las masas se reúnan, pataleen, griten y, para decirlo todo se liberen. Se observará, por otra parte, que en las sociedades en las que los regímenes son más opresivos y dictatoriales, las manifestaciones deportivas masivas son más importantes y numerosas”. Es decir, el deporte se convierte en una válvula de escape controlada, donde las masas pueden descargar su energía sin cuestionar el sistema.”
Continua Brohm, el deporte no solo es un espectáculo, sino también un mecanismo de integración y cohesión social. A través de la identificación con equipos y selecciones nacionales, se fomenta un sentido de pertenencia que puede ser utilizado para legitimar regímenes políticos. Como él mismo afirma: “…a través de la identificación nacional, el deporte configura un poderoso medio de homogenización y cohesión social y, como tal, es presentado por sus ideólogos…”. Es decir, el deporte se convierte en un instrumento de dominación ideológica, canalizando las energías de las masas hacia objetivos que benefician a quienes detentan el poder.
La situación del deporte paralímpico es aún más alarmante. La falta de recursos, la discriminación y la ausencia de políticas públicas específicas han dejado a los atletas con discapacidad en una situación de desventaja. Sufren de insuficientes instalaciones deportivas, escasez de material deportivo, ausencia de programas de protección integral, insuficiencias presupuestarias para el sector federativo, ausencia de sistemas clasificatorios para los juegos nacionales paralímpicos, extremas limitaciones presupuestarias para el desarrollo de campeonatos nacionales por especialidades, limitados aportes para las becas a los atletas, sin presupuesto en las entidades regionales para asistir a los eventos o atender la preparación de los atletas y su asistencia a los campeonatos. Además, enfrentan salarios de hambre para los entrenadores, asignación de viáticos por debajo de las tablas establecidas, ausencia de comedores y de transportación para los atletas.
La historia nos enseña que el pan y el circo han sido herramientas de control político desde la antigua Roma. Hoy, en Venezuela, esta estrategia se repite con los Juegos Nacionales Oriente 2024. Los gobernantes intentan adormecer a la población con un espectáculo deportivo mientras el país se desmorona. Venezuela despertó el pasado 28 de julio exigiendo soluciones reales a los problemas que nos afectan, en lugar de dejarnos distraer por falsas promesas y eventos sin objetivos claros.
Quién lea estás cortas líneas, no se confundan con la falsa dicotomía entre deporte y política que se desmorona ante la evidencia. Los grandes eventos deportivos son, en esencia, actos políticos que buscan legitimar a los gobiernos y desviar la atención de los problemas sociales. Irónicamente, incluso gobiernos de “izquierda” como el venezolano han utilizado el deporte como una forma de distracción, argumentando que aleja a las masas de las luchas sociales.
La crisis del deporte venezolano exige una respuesta contundente. Es necesario pasar de las palabras a los hechos para formar profesionales capaces de diagnosticar los problemas estructurales del sector y diseñar soluciones innovadoras. La formación de gerentes para las organizaciones del deporte debe ser el primer paso para transformar un sistema deportivo obsoleto y corrupto.
Dr. Summar Gómez
Autor del libro “CULTURA GERENCIAL en las organizaciones del Deporte en Venezuela.